Lo anterior resulta por demás sorprendente, toda vez que al pensar en fuentes de CO2, generalmente se voltea a ver hacia las emisiones industriales y los combustibles fósiles; pero con este reciente hallazgo, se establece que las rocas también juegan un papel importante en el ciclo del carbono de la Tierra.
De esta forma, la nación caribeña buscará la protección efectiva de, al menos, 30% de sus océanos, tierras y ecosistemas, a fin de garantizar el futuro de la biodiversidad, preservar los recursos naturales y mitigar los efectos negativos del cambio climático.
Para lograrlo, se optó por utilizar el reciclaje energético como combustible alterno, lo cual generó dos terceras partes de las emisiones mitigadas, al mismo tiempo de blquear la formación de metano.
A través de un comunicado, la Agencia Espacial Europea (ESA) advirtió que la zona alcanzó un tamaño de 26 millones de kilómetros cuadrados el pasado 16 de septiembre, similar a la superficie de Brasil multiplicada por 3.
Lo anterior se traduce en que 108 municipios mexiquenses tienen algún grado de sequía: 51 con sequía moderada, 33 con sequía severa y 24 con sequía extrema. En tanto, los otros 17 están anormalmente secos.
Para llegar a estos resultados, los científicos liderados por el profesor Hiroshi Okochi, de la Univerisad de Waseda, analizaron muestras de agua de nubes tomadas en las cimas de los montes Fuji y Oyama, esto a alturas comprendidas entre los mil 300 y los 3 mil 776 metros.
Con base en un reciente estudio elaborado por TGTG y la consultora 21 Gramos, Lindström advirtió que cuando se desperdicia un alimento de igual manera se están tirando los recursos empleados para su producción, como el agua, la tierra y la energía.
Sin embargo, estas flores emergen al azar, situación por la cual los expertos la han tenido muy difícil para cultivarlas fuera de su entorno natural, a tal punto que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) clasificó a la especie “en peligro crítico”.
El hallazgo, documentado en la revista Environmental DNA, expone la presencia de capelanes, bacalaíllas y túnidos nadando en un tramo del océano Ártico, situado 400 kilómetros al norte de las latitudes más altas donde se habían avistado dichos especímenes hasta ahora.
El estudio encabezado por la Universidad de Cornell (Estados Unidos) analizó el potencial del trabajo a distancia para reducir la huella de carbono de los empleados.
