Los autores calcularon que el aumento anual de CO2 en la atmósfera debido a esta menor capacidad de captura natural del Ártico para finales de siglo, supondría cerca del 10% de las emisiones de los automóviles de toda Europa en 2021.
Los autores afirman que la frecuencia, el periodo de duración y la zona del Ártico que experimentará la pérdida de hielo son factores que dependen por completo de la mitigación, o no, del efecto invernadero.
El hallazgo, documentado en la revista Environmental DNA, expone la presencia de capelanes, bacalaíllas y túnidos nadando en un tramo del océano Ártico, situado 400 kilómetros al norte de las latitudes más altas donde se habían avistado dichos especímenes hasta ahora.
Incluso, el estudio basado en modelos, publicado a principios de esta semana por la revista Nature Communications, advierte que la misma situación catastrófica se daría en un escenario de bajas emisiones.
La investigación, elaborada por un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), con sede en España, muestra que los niveles de este elemento químico se incrementaron en el Ártico.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores, del Instituto Alfred Wagener, en Alemania, analizaron una gran cantidad de evidencias recolectadas por miles de turistas, quienes llegaron a este frío lugar en cruceros de vela.
Desarrollado por la empresa Quark Expeditions, este moderno barco se encuentra dotado de la última tecnología, a fin de realizar incontables travesías hacia lo desconocido.
El último lugar del mundo que ha roto un nuevo récord de altas temperaturas es Verkhoyansk, una ciudad de poco más de mil 500 habitantes localizada en Siberia Oriental, al borde del río Yana.
En ese sentido, la vasta región en el extremo norte del planeta se inclinará hacia un régimen de precipitaciones anuales dominado, cada vez más, por las lluvias.
