A principios de 2023, mientras estudiaban muestras de agua del estrecho de Fram, entre Groenlandia y Svalbard, un grupo de científicos se topó con “soldados” que confirman la creciente invasión atlántica del Ártico: tres especies de peces y un calamar nunca antes vistos a esas temperaturas, las cuales han llegado hasta ahí por un fenómeno conocido como Atlantificación.
El hallazgo, documentado en la revista Environmental DNA, expone la presencia de capelanes, bacalaíllas y túnidos nadando en un tramo del océano Ártico, situado 400 kilómetros al norte de las latitudes más altas donde se habían avistado dichos especímenes hasta ahora.
Precisamente, esta irrupción de ejemplares representa la prueba más reciente de un escenario por demás preocupante que, en 2017, el científico de la Universidad de Fairbanks, Alaska, Igor Polyakov, bautizara como Atlantificación mediante un estudio.
Según el experto, el Atlántico y el Ártico habían convivido en armonía hasta que la quema de combustibles fósiles agravó el cambio climático, al mismo tiempo de elevar la temperatura de éste último más de dos grados respecto a niveles preindustriales.
Debido a los patrones de circulación global de los océanos, el agua fluía del Atlántico al Ártico con cierto intercambio natural en aguas profundas, donde las corrientes transportan hacia el norte agua cálida y salada procedente del Atlántico.
“El agua fría y menos salada del Ártico resulta más flotante y se queda más hacia la superficie, mientras que el agua más caliente y salada que el Atlántico lleva hacia el Ártico se hundía hacia abajo, existiendo entre ambas capas una columna de agua que regula la salinidad entre ellas, denominada `haloclima´”, señaló Polyakov.
“El calentamiento acelerado del Ártico ha ido causando la desaparición de hielo marino, su superficie se ha calentado y la barrera habitual entre las capas se ha ido degradando hasta dar lugar a que el agua atlántica se mezcla fácilmente con la capa superior”, precisó.
La Atlantificación, en resumen, es la transformación del Ártico en un océano cada vez menos frío y dulce por un mar más cálido y salado, y cada vez más libre de hielo
En cuanto a la extensión del fenómeno, el especialista aseguró que hoy día este fenómeno ocupa toda la cuenca euroasiática, incluido el mar de Barents, avanzando con dirección a la cuenca amerasiática, hasta llegar a Alaska.