De acuerdo con las autoridades de aquel país, cada uno de los ejemplares nació al interior del refugio La Flor, del municipio de San Juan del Sur, departamento de Rivas, cerca de la frontera con Costa Rica.
Según los especialistas, lo anterior se debe, precisamente, al estado de putrefacción en el cual fue hallado. Por si fuera poco, el cadáver muestra que varias partes de sí se desprendieron en el mar.
Mediante un comunicado, el instituto informó que la presente iniciativa pretende aportar a la comunidad científica una nueva herramienta a fin de profundizar en el estudio del sistema nervioso, aprendizaje y memoria de los cefalópodos, así como también de los mamíferos.
Los ejemplares muertos, de los cuales la mayoría ya fueron enterrados para evitar la propagación del virus, aparecieron a las orillas del Océano Atlántico y el río de la Plata.
Científicamente conocidas como Tripedalia cystophora o cubomedusas, estos organismos son apenas del tamaño de una uña, viven en manglares y utilizan su sistema visual, apoyado en 24 ojos distribuidos a lo largo de su cuerpo, para navegar por aguas turbias y superar obstáculos.
Así como lo lees. Según los biólogos, su objetivo principal era estudiar el comportamiento de los tiburones tigre; no obstante, durante uno de los recorridos apareció el antiquísimo ejemplar.
Mónica Vanesa Garduño Paz, Petra Sánchez Nava y José Fernando Méndez Sánchez, investigadores de la Facultad de Ciencias, coincidieron que el mexclapique es una especie catalogada en peligro de extinción, por lo que es necesario proteger su ecosistema para la subsistencia del mismo.
Ante este lamentable suceso, el inmueble explicó que durante los últimos días, el animal comenzó a mostrar signos graves de incomodidad. Después de ser tratado inmediata y agresivamente por un equipo médico especializado, falleció de una posible afección renal.
Según la FWC, el récord anterior de nidos de tortuga boba tuvo lugar en 2016 con 122 mil 707 desoves; mientras que el de tortuga verde sucedió en 2017 con 53 mil 102 desoves.
Según el también zoólogo, todo comenzó mientras limpiaba las vitrinas del famoso inmueble. Al observar un ejemplar, se preguntó si lo que hay dentro de él podría dar pistas sobre su alimentación y con ello datos adicionales acerca de su forma de vida; sin embargo, el descubrimiento fue mucho más allá.
