En el fascinante reino animal, existen muchos rasgos que van más allá de nuestra idea de los demás seres vivos. Ejemplos hay muchos, pero esta ocasión abordaremos el caso de los quitones, una enorme clase de moluscos entre los cuales hay especies que tienen ojos sobre su caparazón.
Si bien dichas estructuras no guardan mucho parecido a los órganos que todos conocemos, sí que ofrecen un sentido para sus poseedores, pues a través de ellas pueden percibir luces y formas.
Como era de esperarse, esta impresionante característica despertó el interés científico, sobretodo el de aquellos especialistas que buscan dar una razón evolutiva a la existencia de esas extrañas partes.
Un nuevo estudio publicado en la revista Science se dio a la tarea de analizar cómo surgieron estos sistemas visuales, encontrando que los antepasados de los quitones sufrieron hasta cuatro cambios evolutivos en sus ojos, lo cual dio lugar a dos tipos de sistemas visuales.
Para llegar a esta conclusión, los autores realizaron un análisis de ADN perteneciente a especímenes conservados en el Museo de Historia Natural de Santa Bárbara, California, así como de comparación de fósiles. De esta forma, lograron reconstruir la historia biológica de estos moluscos.
“Sabíamos que había dos tipos de ojos, así que no esperábamos cuatro orígenes independientes…El hecho de que los quitones evolucionaran los ojos tantas veces, de dos maneras distintas, me parece bastante asombroso”, apuntó Rebecca Varney, de la Universidad de California.