Análisis de heces fosilizadas de dinosaurios dan pistas sobre el ascenso de su reino
Uno de los descubrimientos más recientes sobre los dinosaurios fue realizado a partir del análisis de heces fosilizadas.
Uno de los descubrimientos más recientes sobre los dinosaurios fue realizado a partir del análisis de heces fosilizadas.
Resulta que un nuevo estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, sugiere que estos enormes y temibles seres murieron congelados, y no quemados como se pensaba.
Según describe un artículo publicado en la revista MDPI Fossil Studies, se trata del segundo miembro de este género de dinosaurios descubierto en México, el cual guarda parentezco con el famoso T.Rex y su dieta a base de carne de otros animales.
De aquella lista, probablemente el más famoso fue el perezoso gigante (Megatherium), cuyos restos encontrados en Argentina (1787) indicaban que un ejemplar promedio podía alcanzar 3 toneladas de peso y 6 metros de longitud.
Al respecto, investigadores de la Universidad de Buffalo, en Estados Unidos, publicaron una nueva hipótesis, la cual sostiene que la extinción de estos animales fue una de las consecuencias del auge de la vegetación, mismo que liberó tal cantidad de polen que provocó graves reacciones alérgicas en dicha especie.
Los restos del espécimen en cuestión fueron hallados durante los años 80´s en Coahuila, estado mexicano que en la época del Cretácico, en la Era Mesozoica, se encontraba en la región de Laramidia, zona que abarcaba tanto el norte del país como el oeste de Estados Unidos.
A través de un comunicado, la casa Sotheby´s detalló que el precio de “Apex”, como se le bautizó al estegosaurio, se disparó muy por encima de los 6 mdd que se tenían previstos antes del evento
Lo interesante de este descubrimiento, es que su análisis ofrecería algunas pistas sobre si en algún momento existió el mar en el estado de Morelos
Este descubrimiento fue posible gracias a una labor de prospección que utiliza métodos de las Ciencias de la Tierra
Y es que la primera mención del género Ptychodus en la literatura data del año 1729, basada en unos pocos dientes hallados en tiza inglesa.