Desde que los paleontólogos descubrieron los primeros fósiles de dinosaurios, sostuvieron que los saurópodos, los más grandes de todos, eran herbívoros. Lo anterior gracias al conocimiento de las cadenas tróficas; la forma de sus dientes; la longitud de su cuello; y su lentitud que les impedía perseguir a posibles presas.
Sin embargo, a pesar de los factores mencionados, hasta hace poco no existían evidencias claras sobre esta condición; pero un grupo de investigadores reveló cómo fue la última cena de un ejemplar joven que habitó hace 100 millones de años lo que hoy es el noreste de Australia.
A través de un artículo publicado en la revista Current Biology, los involucrados confirmaron el hallazgo del cololito de un saurópodo. En su estómago tenía lo último que había comido: una dieta variada formada por ciníferas, helechos y hojas de las primeras angiospermas, las plantas con flores. Por si fuera poco, también observaron que el dinosaurio apenas y masticaba sus alimentos.
“Durante mucho tiempo existió un consenso científico sobre la alimentación vegetal de los saurópodos. Sin embargo, nunca antes se había tenido un contenido intestinal definitivo de uno de ellos, de ahí la relevancia de nuestro fósil”, comentó Stephen Poropat, de la Universidad australiana de Curtin.
“Sin duda, este descubrimiento confirma varias hipótesis sobre la dieta de estos dinosaurios, las cuales se habían formulado únicamente basándose en estudios de su anatomía y comparaciones con animales actuales”, agregó.