A ellas no se les festeja ni reconoce el 10 de mayo; sin embargo, su entrega, paciencia y amor siempre están presentes y de forma desinteresada con sus crías.
Y es que ser mamá en el reino animal es, en escencia, igual de importante, amoroso e incondicional que en la especie humana. Por este motivo, a continuación te presentamos unos cuantos ejemplos de cómo es la maternidad en los animales.
Defensoras implacables
Si buscamos un ejemplo de protección y de que la maternidad es también un trabajo que rinde los mejores resultados en equipo o mediante una red de apoyo, los elefantes pueden enseñarnos mucho al respecto.
Habitualmente, las manadas de hembras e hijos viajan juntas y en círculo, con el miembro más joven del grupo al interior, para cuidarlo del acecho de los depredadores.
Pero eso no es todo, pues si un bebé elefante queda huérfano, el resto de la manada lo adoptará como si fuera suyo. De igual manera, si una mamá elefante pierde a su cría, el resto de los ejemplares crea un entierro mientras la madre afligida vive su duelo.
Alimento e independencia
Al igual que con nosotros los seres humanos, la etapa de lactancia resulta determinante para el desarrollo primario de las crías. No por nada las ballenas son una de las matriarcas más respetadas y asombrosas del reino animal.
Prueba de ello es que los cachalotes hembra amamantan a sus crías durante más de dos años, lo que provoca un estrecho vínculo con sus hijos.
Caso distinto al de la foca, que es amamantada durante 12 días seguidos sin parar, tiempo durante el cual, la madre no come ni un solo bocado y pierde, en promedio, 3 kilogramos de peso diarios. Tras llegar a un tamaño considerable, la mamá foca dejará que su bebé se las arregle por su cuenta, con el propósito de que sea capaz de adaptarse y sobrevivir al mundo abierto.
Paciencia, paciencia y más paciencia
Las madres orangutanas son consideradas como las más pacientes de todos los primates. En algunas especies, la cría se independiza al nacer o a los pocos meses, pero los orangutanes permanecen una media de 6 o 7 años con sus progenitoras.
Además, ellas se encargan de construir un nido nuevo en la copa de un árbol cada noche para darle protección a sus bebés.
Como dato curioso, cada orangutana llega a levantar entre 15 mil y 30 mil nidos a lo largo de su vida; esto a pesar de que suele dar a luz en periodos de 8 años, siendo uno de los mamíferos que tarda más tiempo en volver a tener una cría.