La lucha contra el cambio climático que amenaza nuestro planeta ha perdido a uno de sus aliados más reconocidos e influyentes, luego de que el pasado lunes 21 de abril se confirmara la muerte del papa Francisco I a la edad de 88 años.
Y es que a lo largo de su pontificado, Jorge Mario Bergoglio aprovechó decenas de intervenciones para poner de manifiesto la necesidad de proteger el hogar común: la Tierra. Prueba de ello es la encíclica “Laudato si”, la cual fue publicada en junio de 2015 y expone el activismo ambiental del papa con mensajes que, posteriormente, amplificó.
De igual manera, Francisco I tomó la decisión de involucrarse en las cumbres mundiales sobre el medio ambiente, ya que, a su juicio, la mayoría de ellas fracasaban al quedar patente que los intereses políticos y económicos solían prevalecer sobre el bien común.
En ese sentido, quiso ser el primer papa en participar en una Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP), pero su delicado estado de salud le impidió asistir a la edición de 2023 celebrada en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, a la que fue invitado junto a otros líderes religiosos.
Otra de sus destacadas peticiones ambientales fue el llamamiento al “arrepentimiento de los pecados ecológicos” que, según sus palabras, “dañan al mundo natural”. Ante ello, solicitó a la población poner límites al uso de los combustibles fósiles y la deforestación para frenar el cambio climático.