¡3 toneladas! Encalla en las costas del atlántico el pez más pesado del mundo
Tras una detallada medición, se determinó que el majestuoso ejemplar pesaba alrededor de 3 toneladas, convirtiéndose así en el pez óseo más pesado del mundo.
Tras una detallada medición, se determinó que el majestuoso ejemplar pesaba alrededor de 3 toneladas, convirtiéndose así en el pez óseo más pesado del mundo.
La criatura en cuestión, hallada por un grupo de pescadores al norte de Ucrania, presenta múltiples malformaciones en todo su cuerpo, donde destaca la presencia de cuatro ojos, dos bocas y dos cabezas.
De acuerdo con el alguacil del condado Martin, todo sucedió cuando Katherine Perks se preparaba para tomarle una foto a dicho ejemplar de aproximadamente 45 kilogramos de peso.
No obstante, día con día salen a la luz más ejemplares, los cuales permanecen escondidos en las profundidades y que, si tenemos suerte, podemos observarlos en contadas ocasiones.
De acuerdo con la FWC, los Micropterus cataractae estuvieron a punto de desaparecer debido a un fuerte huracán registrado en 2018, el cual acabó con el 90% de su población en el río Chipola.
Para llegar a esta conclusión, el equipo de científicos alemanes de la Universidad de Bonn observó detenidamente el comportamiento de ambas especies.
Resulta que en los últimos días, poco más de 165 turistas han presentado mordidas de estos animales. Afortunadamente, estas heridas no son de gravedad; sin embargo, provocan un inmenso dolor físico y requieren atención médica.
El caso más reciente tuvo lugar en el Río San Marcos, ubicado en el estado de Texas, Estados Unidos, el cual es hogar de especies endémicas de la región y que ahora enfrenta una invasión de peces diablo jamás antes vista.
De acuerdo con la reconocida empresa, la decisión fue tomada debido a que sostienen que las peceras redondas “enloquecen” a los peces y los matan rápidamente. Además, acusan que colocar peces en recipientes pequeños, sin filtración, es maltrato animal.
Mientras los expertos recorrían el sitio a bordo del buque de investigación alemán Polarstern, los nidos se entrelazaban unos a otros, una imagen que se repitió durante las cuatro horas de observación.