Trinidad Contreras Velázquez se ha dedicado al comercio durante casi cincuenta años. Hoy, recibe en la puerta de su negocio a sus primeros clientes, luego de haber mantenido su tienda de ropa cerrada debido a la contingencia sanitaria. Con amabilidad, les da la bienvenida e invita a pasar.
Así es su regreso a la actividad, con optimismo, ya que este, dijo, es la clave para salir del momento que mantuvo “con el agua hasta el cuello” a su familia, pues la preocupación llegaba cuando tenía que pagar renta, luz e internet, además de cubrir los gastos ordinarios de su casa.
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Sin embargo, el hecho de mantenerse con vida y salud es primordial, pues Dios, como aseguró, le permitió retornar este lunes a la reactivación. Esta etapa significa para ella un “borrón y cuenta nueva”, por lo que, dijo, es momento de “echarle todas las ganas”.
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Los años de experiencia como comerciante le han enseñado que, aunque es noble, siempre se debe ser precavido; eso fue lo que le ayudó a ella y a sus cinco hijos, también comerciantes y afectados por la crisis económica, a salir adelante, pues tenían un guardadito que, ante la gran fuerza del golpe económico, se les fue muy rápido de entre las manos.
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Pero hoy, enfatizó, “la brincamos”, y se encuentran de pie, con la fortaleza para seguir trabajando, olvidándose del pesimismo, ya que eso enferma aún más, señaló.
“Gracias a Dios estamos aquí, estamos vivos, y es para trabajar, para luchar y seguir adelante. Sabemos que los mexicanos podemos, somos luchones”, expresó la mujer de 72 años.
Con ese mismo optimismo, dijo estar dispuesta a seguir todas las recomendaciones y cuidados necesarios para protegerse, a ella y a sus clientes, por lo que ahora cuenta con una charola sanitizante en la entrada de su negocio, así como una botella de gel antibacterial sobre un banquillo, y colocará “un cartel para que la gente que quiera ingresar, lo haga con cubrebocas”, como lo dictan las normas de la Nueva Normalidad.