El cóndor de California (Gymnogyps californianus) es el ave más grande de toda América del Norte, y puede volar hasta los 4,500 metros, la mitad de altura que alcanza un avión comercial.
Sin embargo, esas podrían no ser las únicas cualidades de esta especie. Y es que un grupo de científicos descubrieron a un par de ejemplares hembra que pudieron reproducirse sin la necesidad de tener a un macho. De acuerdo con ellos, esta poco frecuente forma de reproducción recibe el nombre de partenogénesis.
Para Oliver Ryder, coautor del estudio y director de genética en el zoológico Wildlife Alliance, de San Diego, este hallazgo significa un enorme “eureka”.
Recordar que en suelo norteamericano, los cóndores Californianos estuvieron en peligro crítico de extinción, llegando a tal punto en que sólo había 22 ejemplares en 1982. Afortunadamente, con el paso de los años y un exitoso programa de conservación, estas enormes aves voladoras pudieron seguir existiendo.
Ryder explica que el increíble descubrimiento se dio mientras realizaban exámenes de rutina. Ahí, él junto a su equipo se dieron cuenta de que dos de las crías solo estaban relacionadas genéticamente con la hembra que pusos sus huevos; en cambio, no había ningún rastro de ADN relacionado a un posible padre.
“Simplemente fue una sorpresa. Solo lo confirmamos debido a los estudios genéticos normales que hacemos para probar la paternidad”, señaló.
“No lo podíamos creer, los cóndores se habían reproducido por medio de óvulos que se convierten en embrión, sacando a un posible espermatozoide de la acción”, detalló Ryder.
Posteriormente, los resultados mostraron que ambos huevos poseían los cromosomas sexuales masculinos ZZ; no obstante, todos los marcadores solo se heredaron de sus madres, confirmando las conclusiones preliminares de la investigación.
“Esto es realmente maravilloso y sorprendente. En medio de una crisis de extinción, los científicos estamos haciendo grandes descubrimientos”, finalizó el experto.
La partenogénesis es un fenómeno poco visto en las aves; y por ahora, solo se conocen algunos casos en pavos, palomas, pinzones y recientemente, en cóndores.