Ante el panorama que enfrenta China y su crisis de paneles solares, tal parece que muy pronto verá la luz al final de túnel gracias a una sorpresiva alianza con Arabia Saudita.
El pacto busca favorecer ambas partes. Por un lado, el gigante asiático resolverá su problema con la producción de colectores, que poco a poco se ha ido hundiendo en sí mismo; mientras que por el otro, el representante del medio oriente expandirá sus fuentes de ingreso más allá de la industria petrolera, con base en la energía renovable.
Según informó el sitio de noticias Bloomberg, durante los meses siguientes un par de empresas chinas invertirán más de 3 mil millones de dólares para establecer nuevas fábricas en Arabia Saudita. En primer lugar se encuentra TCL Zhonghuan Renewable Eenergy Technology, el segundo mayor productor de paneles a nivel mundial, que en asociación con el fondo soberano saudí Public Investment Fund (PIF), tiene el plan de construir una planta de aproximadamente 2 mil 80 millones de dólares.
En tanto, Jinko Solar, otro líder del sector, también pretende colaborar con el PIF para instalar una fábrica conjunta valorada en alrededor de 985 millones de dólares.
Con este conjunto de alianzas, las empresas chinas de energía renovable han encontrado en Arabia Saudita el socio ideal para expandir su producción global, a medida que enfrentan desafíos como la sobreoferta, los márgenes de beneficio reducidos y las tensiones comerciales con Estados Unidos y algunos países europeos.