Sin embargo, la realidad nos indica que la lealtad entre pingüinos es más cercana a aquellas alianzas que se tejen en el reino animal, y muy lejanas a la monogamia concebida por el amor romántico entre personas.
Estos nacimientos formaron parte de un programa de reintroducción de la especie llevado a cabo por los gobiernos de México, Estados Unidos y Canadá.
Científicamente conocida como Aphrastura subantarctica, esta nueva especie de ave se caracteriza por poseer un aspecto robusto gracias a sus 16 gramos de peso promedio y un gran pico.
Precisamente, la hembra recibió el nombre de “Melani” debido a que se le detectó melanismo, es decir, exceso de pigmentación oscura en plumas y piel.
Desde entonces, diversas organizaciones a favor de los animales, como el San Diego Zoo Wildlife Alliance, han realizado múltiples esfuerzos para restablecer a la especie en su rango histórico natural.
De acuerdo con la ONU, uno de los grandes logros de este trabajo fue el haber sido capaz de sintetizar, cotejar y analizar datos de allanamiento de aves migratorias durante poco más de 100 años.
El emperador es uno de los dos pingüinos endémicos de la Antártida junto al Adelia (Pygoscelis adeliae), pero a diferencia de éste, no forma un nido, sino que se reproduce sobre el hielo marino.
Los resultados probaron que, con semillas de sorgo, los tres tipos de insecticidas neonicotinodes examinados produjeron una reducción del consumo de un 97% en comparación con los controles, a consecuencia de una repelencia primaria o secundaria.
Resulta que hace unos años, al Zoológico de Kansas, en Estados Unidos, llegó un flamenco (Phoenicopterus), al cual, aprovechando el color de su plumaje, decidieron nombrarlo como “Pink Floyd”.
En febrero pasado pájaros de la especie tordo pecho amarillo murieron tras chocar contra el pavimento al hacer la parvada un inusual movimiento durante su vuelo.
