Este viernes, la ONG ecologista Greenpeace advirtió sobre los graves peligros nucleares que implica la guerra entre Ucrania y Rusia, esto tras el bombardeo por parte del ejército de Vladimir Putin sobre la ciudad de Zaporiyia que ha incendiado, entre otras cosas, las instalaciones auxiliares de la central nuclear homónima.
Desde la organización, condenaron enérgicamente las ataques rusos a esta ciudad, los cuales provocaron incendios sobre las inmediaciones de la central nuclear más importante de Ucrania.
De igual manera, rechazaron las acciones contra los ciudadanos de la urbe vecina de Enerhodar, alertando sobre las “consecuencias catastróficas” de los ataques, sin importar que éstos hayan sido accidentales o deliberados.
“Los 15 reactores nucleares de Ucrania dedicados a la generación eléctrica, entre ellos la planta, que es la más grande de toda Europa, están en riesgo de sufrir daños potencialmente catastróficos que podrían dejar parte del continente, incluida Rusia, inhabilitada durante décadas”, aseguró Grennpeace.
Posteriormente, la organización publicó un estudio donde analizaron el caso concreto de la planta nuclear de Zaporiyia, que en 2020 produjo el 20% de la electricidad en Ucrania, y en la que hay 6 grandes reactores y otras 6 piscinas de refrigeración con cientos de toneladas de combustible altamente reactivo.
Conforme a esta investigación, la seguridad de Zaporiyia se encuentra actualmente “comprometida por la guerra”, pues, aunque se considera poco probable que la planta sea un objetivo deliberado del ejército ruso, sí que pueden producirse accidentes que no solo dañen al reactor, sino también a los sistemas de apoyo de la central.
“En caso de un bombardeo accidental o un ataque deliberado, las consecuencias podrían ser catastróficas, incluso mucho más graves que las del desastre nuclear de Fukushima, Japón, en 2011”, concluyó la ONG.