Clases de cacería: Revelan que pulpos y peces se ayudan para conseguir comida
Esta información fue dada a conocer mediante un nuevo estudio publicado en la revista Nature Ecology & Evolution
Esta información fue dada a conocer mediante un nuevo estudio publicado en la revista Nature Ecology & Evolution
La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), afirmó, con base en la información recopilada, que es casi seguro que se trata de un espécimen no descrito
Entre los arrecifes de coral resulta común encontrar pulpos acomodados con los ojos cerrados, respirando tranquilamente durante su merecido descanso e incluso, según su estado de ánimo, cambiando de color. Esta situación llevó a un equipo de científicos de Brasil a plantearse que, tal vez, podrían estar soñando.
A partir de implantes de electrodos en un entorno controlado de laboratorio, investigadores de la Universidad de Nápoles, Italia, lograron registrar ondas eléctricas en el cerebro de estos animales marinos, el cual se asemeja mucho a la actividad nerviosa de nosotros los seres humanos.
Así lo registraron en video científicos en una bahía de Nueva Zelanda, quienes se percataron que estos cefalópodos utilizan sus tentáculos para recoger lo que esté a su alcance y luego atacar mediante chorros de agua expulsados por una especie de sifón situado bajo sus extremidades.
El origen de este extraño comportamiento maternal parece ser la glándula óptica, un órgano similar a la glándula pituitaria en los mamíferos.
Así como lo lees. Resulta que a esta conclusión llegó un equipo internacional de investigadores dirigidos por Nikolaus Rajewsky, del Centro Max Delbruck de Medicina Molecular de Berlín, en Alemania.
El argumento más sólido con el que cuenta la polémica ley es que existen invertebrados marinos con altos índices de inteligencia
El filósofo alemán atribuía esta condición únicamente a los seres humanos, que tienen que cargar con el peso de su existencia. Podría ser que la biología marina esté a punto de abrir el campo hacia otras especies que, como los pulpos, pueden padecer dolores emocionales complejos.
Este mecanismo es posible gracias a las millones de células receptoras, encargadas de enviar múltiples señales eléctricas