Las exploraciones son prácticas cuyos objetivos se establecen con anterioridad; sin embargo, en muchas ocasiones éstos se ven relegados ante sorpresivos hallazgos únicos en su tipo.
Algo así fue lo que sucedió en el año 2016, cuando el submarino Okeanos Explorer se sumergió más de 4 mil metros para obtener datos acerca de una posible conexión entre las islas del archipiélago hawaiano, pero terminó encontrando a Casper, un pulpo que destacaba por su extraño e inusual aspecto.
Y es que el animal, sentado en una roca, presentaba características físicas por demás interesantes, toda vez que sus ventosas estaban en una, en lugar de dos, series en cada brazo; además, carecía de células pigmentarias, las cuales se conocen como cromatóforos, y son comunes en la mayoría de los cefalópodos.
Para dimensionar el tamaño de aquel descubrimiento, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), afirmó, con base en la información recopilada, que es casi seguro que se trata de un espécimen no descrito e incluso puede que no pertenezca a ningún género conocido.
Por si lo anterior no fuera suficiente, Casper sería el primer pulpo hallado a más de 4 mil metros de profundidad. Sin duda, un caso verdaderamente insólito hasta la fecha.