Un grupo de investigadores ecuatorianos y españoles han descrito dos nuevas especies de rana de cristal: Centrolene elisae y Centrolene marcoreyesi. El hallazgo tuvo lugar en los bosques nublados de la Cordillera Oriental de los Andes ecuatorianos y en las vertientes orientales de los Andes del sur de aquel país sudamericano.
A pesar de que el hecho de encontrar animales no registrados siempre será una buena noticia, tristemente el Instituto Nacional de Biodiversidad de Ecuador (Inabio) confirmó que ambos especímenes están amenazados, debido a la ganadería, la introducción de especies exóticas invasoras y la minería tanto legal como ilegal.
Dejando de lado lo anterior, el mismo centro explicó que la rana Centrolene elisae presenta un dorso verde oscuro con pequeñas manchas blanquecinas; labio superior blanco; hocico inclinado; redondeado en perfil dorsal; espina humeral de tamaño mediano; y membrana reducida entre los dedos internos.
En tanto, su nombre hace honor a Elisa Bonaccorso, quien ha realizado importantes contribuciones a la sistemática y biogeografía de las aves, la biología de la conservación y la batracología (anfibios).
Mientras tanto, la rana Centrolene marcoreyesi posee una piel dorsal con verrugas bajas dispersas claras; labio superior blanco amarillento; hocico inclinado en perfil lateral; espina humeral pequeña; y membrana reducida entre los dedos internos.
Respecto a su nombre, hace honor a Marco M. Reyes-Puig, notable herpetólogo de la división del Museo Ecuatoriano de Ciencias Naturales.