Cada 21 de enero se celebra el Día Internacional del Abrazo, algo irónico si pensamos que este año, cayó justo después del Blue Monday (el día más triste del año), y nos dimos a la tarea de investigar para qué sirven estas muestras de afecto.
No sólo se trata de una muestra de empatía, quizás un gesto para dar confort a quienes queremos, aunque no lo creas, los abrazos tienen un poder curativo, y está científicamente comprobado.
De acuerdo con lo que refieren especialistas, la duración media de un abrazo entre dos personas es de tres segundos, pero, y aquí está el secreto para desactivar tu súper poder, cuando un abrazo dura 20 segundos, se produce un efecto terapéutico sobre el cuerpo y la mente.
Y no, no te estamos echando un choro para que conmemores el día, sino que, cuando dos personas se abrazan de manera prolongada, una hormona llamada oxitocina (si no tienes idea de qué estamos hablando, échate un clavado a Google, sólo podemos decirte que gracias a ésta, naces) comienza a segregarse, sí, tal y como cuando besamos a alguien a quien amamos.
Los efectos de la oxitocina rápidamente se mueven por nuestro torrente sanguíneo y comenzamos a sentirnos mejor, incluso hasta quemamos entre 12 y 15 calorías.
Y no sólo eso, nos ayuda a no estar tristes, a relajarnos, a sentirnos seguros, a calmar nuestros temores, la ansiedad, reduce la presión arterial y produce beneficios cardiovasculares.
Así que no pierdas más tiempo, puedes correr y abrazar a tu novio, esposo, cruz, amigo, a tu mamá, a tu papá e incluso a tu perro o a tu gato, la oxitocina hará su trabajo y, 100 por ciento real, te vas a sentir mejor.