En tiempos donde el estrés o ansiedad reinan, puede ser complicado establecer unos buenos patrones de sueño. Incluso, podríamos decir que hay quienes consideran al acto de dormir, al menos hasta cierto punto, como una pérdida de tiempo. Hay factores de insomnio pasajero, como los exámenes o alguna presión inesperada del día; y otros más prolongados, como pasar una época difícil en el trabajo o preocuparnos por la salud de algún ser querido.
Y es que los infinitos pensamientos o las interminables cosas por hacer provocan que durmamos, más no que descansemos.
Pero no es solo una cuestión de dormir bien o mal, sino que los últimos estudios sobre el tema han conseguido definir con mayor certeza qué es exactamente lo que ocurre cuando alcanzamos una descanso pleno. Es aquí donde entran en juego un sinfín de razones por las que necesitamos ese sueño reparador: para limpiar la basura del cerebro, para fortalecer nuestras capacidades de memoria y el sistema inmunológico, para regular los procesos metabólicos y hormonales de nuestro cuerpo o para participar en una terapia nocturna que ayuda a equilibrar nuestras emociones. Por tanto, el buen descanso no solo es un tema de ‘suerte’ es un tema de ciencia.
Con esto como premisa, hemos enlistado algunos consejos que te ayudarán a mejorar tu calidad de sueño.
Escoge un colchón con confort y diseño óptimo
Dado que pasamos un tercio de nuestra vida en la cama, merece la pena poseer un colchón que se adapte a nuestras necesidades, gustos y exigencias. La recomendación es Emma - The Sleep Company, la firma alemana con una gama impresionante de propuestas. Desde suaves hasta firmes, y equipados con innovación —en diseño y estructura— que garantiza la alineación del cuerpo, la marca presenta modelos que no solo cumplen con ser los reyes de la noche, sino que además apuestan por consentir cada uno de nuestros caprichos.
Ejercicio físico como hábito
El deporte es un buen hábito, ya que el ejercicio estimula la secreción de la hormona del estrés, el cortisol, que activa el mecanismo de alerta en el cerebro, por lo que hacer alguna actividad física regularmente mejorará la calidad del sueño. Un estudio realizado por Emma - The Sleep Company revela que ‘el ejercicio durante el día quema y agota nuestras reservas de energía, por lo que necesitamos un sueño de calidad para recuperarla y restaurar los tejidos. Las teorías sugieren que la duración total del sueño y la cantidad de sueño profundo aumentan después de un gasto energético elevado porque nuestro cuerpo necesita dormir aún más entonces. Se entiende que el ejercicio durante el día podría facilitar y fomentar el sueño’.
Levántate a la misma hora todos los días
Existe el mito de que si te levantas tarde los fines de semana compensarás el descanso que no tuviste entre semana. Pues la verdad, es que si consigues despertarte a la misma hora todos los días —incluyendo fines—, ayudarás al reloj interno a sincronizarse y esto se traducirá a que tu cuerpo sabrá en qué momento del día se encuentra, por lo que al llegar la noche se sentirá completo y listo para dormir sin la necesidad de dar vueltas infinitas por tu cama antes de descansar.
Bajar tu temperatura corporal
Se dice que un baño caliente es la acción perfecta para descansar plenamente toda la noche. Y es que el cerebro y el cuerpo necesitan que su temperatura interna baje más o menos un grado centígrado durante la noche para poder conciliar el sueño y mantenernos dormidos, por ello, darse un buen baño es clave a la hora de dormir, ya que lleva toda la sangre a la superficie de la piel, alejándola del centro del organismo.
Incorpora la meditación a tu rutina
Por último, opta por crearte una rutina de relajación. Puede ser algún programa de meditación —que te enseñe a relajar la mente y liberarla de ansiedad y estrés— o escuchar sonidos binaurales mientras te dispones a dormir plenamente. Lo importante es generar un aura que te invite a descansar, a prepararte para el siguiente día y que te incite a seguir generando esta paz que tu cuerpo y mente necesitan.
Fuente: vogue.mx