En San Miguel de Allende, estado de Guanajuato, existe un dulce tradicional que promete delatar a todas aquellas personas que son infieles, se llama tumbagón.
El juego es más o menos así: el tumbagón se coloca en el dedo meñique del hombre o la mujer que deberá ser puesto a prueba para que lo muerda, y si se rompe a la primera dentada, se dice, se trata de un o una infiel.
La llegada el tumbagón a San Miguel de Allende
Se cree que estos dulces llegaron a San Miguel de Allende traídos por fray Juan de San Miguel y fray Bernanro de Cosín, frailes que fundaron San Miguel de Allende. Sin embargo su historia todavía es más profunda.
Los tumbagones toman su forma y parte de su nombre de los “tumbaga”, una especie de frágiles anillos hechos con el resultado de la fundación del oro y la plata, mismos que eran regalados a los religiosos europeos para simbolizar su fidelidad ante Dios.
Sin embargo al ser delgados y hechos de una aleación débil se les rompían con facilidad, diciendo de aquellos frailes y sacerdotes a quienes esto les sucedía que no tenían la suficiente fe y por tanto eran infieles.
Una delicia de trigo, naranja y canela
Así que tal como ocurría en Francia, en San Miguel de Allende se fabrican con trigo, naranja agria, anís, canela e infusión de tomates verdes y tequesquites, así, con la masa que sale se crean los tumbagones que son espolvoreados con azúcar glass.
Los sanmiguelenses indican que morder este dulce también tiene un noble significado, pues entre más azúcar glass se riegue tras cada mordisco representa la dulzura que la persona guarda en su corazón.
Diferentes dulcerías de San Miguel de Allende ofrecen tumbagones deliciosos, aunque el lugar más tradicional para adquirirlos y comerlos es La Casa del Tumbagón, ubicada en unos pasos de la parroquia de San Miguel Arcángel.
Fuente: mexicodesconocido