El turrón desembarca en nuestras mesas con profusión una vez al año. Se elabora con miel, azúcar y almendras enteras o molidas. Es un dulce que podemos encontrar en sus variantes blanda o dura, con forma de tableta rectangular o de torta. Y es un clásico de la gastronomía navideña, indispensable una vez que llega el invierno.
¿Cuál es su origen?
Gran parte de los estudiosos localizan sus orígenes en la península arábiga, allá por el siglo XI, con el nombre “turun”, y habría llegado a tierras ibéricas e itálicas de la mano de los musulmanes.
Otras historias ubican su invención en fechas más contemporáneas (durante los reinados de Felipe IV o Felipe V), donde el turrón habría surgido como respuesta a un concurso para buscar un alimento capaz de soportar largos periodos de tiempo sin deteriorarse. El nombre de su autor: un confitero de apellido Turrons.
Aunque todo ello se viene abajo cuando, en una obra de Lope de Rueda titulada La generosa paliza (1570), se hace referencia al dulce: los criados de un señor se han comido su "libra de turrones de Alicante" y este se ceba castigándolos físicamente.
Sin embargo, más allá de leyendas, historias y documentos que puedan ofrecernos pistas sobre su origen, en la actualidad, lo único cierto es que solamente Francia, Italia, algunos países latinoamericanos (por influencia española) y la propia España elaboran el turrón, siendo este último el líder indiscutible, tanto en su producción, como en consumo.
El turrón y la Navidad
Cuando hablamos de las razones que nos llevan a consumir tradicionalmente esta exquisitez en épocas navideñas, nos encontramos con varias narraciones que arrojan alguna pista del por qué lo disfrutamos tanto en Navidad, aunque lo más lógico sería pensar que, dado el elevado costo de los ingredientes empleados en su elaboración, la miel y las almendras, el turrón se convirtiera en un alimento reservado para ocasiones especiales.
En diversos escritos podemos hallar posibles razones por las cuales la tradición es la que es. Durante el siglo XVI, Antonio Martínez Montiño, escritor, gastrónomo y cocinero del rey Felipe II, tenía por costumbre servir en la mesa real turrones durante las celebraciones navideñas, por lo que el pueblo habría seguido las costumbres del monarca.