A su corta edad, José ya sabe lo que es trabajar jornadas largas, y es que la necesidad lo obligó a salir de su casa para limpiar parabrisas y llantas en las calles de Toluca.
A sus 17 años, nunca supo de juegos, de ver caricaturas y mucho menos asistió a un salón de clases, y es que lo que importaba era conseguir dinero para comer.
“No casi la gente no nos da nada de dinero, tenemos que llegar temprano para poder juntar algo”, comentó.
Aún cuando es menor de edad, sus ganas de trabajar son muchas, sin embargo, se ha enfrentado a gente que le ha cerrado las puertas, de ahí que la informalidad fue su mejor opción.
“No está fácil, ahorita no hay quien nos de trabajo, nos ven chicos y nos cierran las puertas”.
Su jornada de trabajo comienza desde las 7 de la mañana y termina hasta las ocho de la noche, en todo este tiempo solo realiza una comida, ya que dice no puede gastar las pocas monedas que le regalan.
El INEGI estimó que un 4.8% de la población infantil de entre 5 y 17 años en la entidad mexiquense tienen una ocupación no permitida, es decir, actividades económicas no permitidas por la ley o que ponen en riesgo la salud o afectan el desarrollo físico y/o mental de los menores.