Derivado de la emergencia sanitaria por la pandemia del coronavirus COVID-19, la operatividad de empresas, comercios y prestadores de servicios sufrió diversas modificaciones, desde la prohibición de operar para actividades no esenciales, hasta la implementación de protocolos especiales para evitar la propagación de contagios, que en algunos casos son difíciles de controlar, pues no todos acatan las medidas preventivas.
Los establecimientos con venta de alimentos, como tiendas de autoservicio o mercados, al ser actividades esenciales pueden mantener sus servicios al público con un aforo de no más del 15% de su capacidad, según lo indica el gobierno del Estado de México.
La Cadena Bodega Aurrera limita el acceso a una persona por familia y un aforo de 40%, con lo que garantiza un distanciamiento de más de dos metros entre clientes. A pesar de las recomendaciones, muchas familias siguen asistiendo con dos o más integrantes a realizar las compras, lo que para los empleados, aseguran, es difícil controlar. Sin embargo, al superar la afluencia permitida, se cierran los accesos hasta que algunos compradores salgan; por lo que al llegar al tope, las filas fuera de la tienda se hacen ver, y a pesar de marcar la distancia recomendada, muchos no la respetan. Situación similar se aprecia en las cajas, donde a pesar de que el distanciamiento está marcado con taches en el piso, varios no lo acatan.
Al cuestionar a los empleados sobre la omisión de estas medidas, refirieron que son reiterativos en dar a conocer las recomendaciones y cumplimiento con la normatividad, pero al final no es más que eso y depende de los clientes acatarlas bajo conciencia para bien de toda la población.
Para la industria restaurantera ha sido más fácil acatar las medidas, que sólo los limitan al servicio para llevar y/o domicilio. Para su vigilancia, la Comisión para la Protección contra Riesgos Sanitarios del Estado de México (Coprisem) lleva a cabo operativos a lo largo del territorio mexiquense y aplica sanciones a quien no acate las medidas.
“Al inicio estábamos dejando entrar a algunos comensales con sana distancia, una mesa aquí, otra allá; sólo cuatro mesas, como habían dicho algunas autoridades locales. Pero el susto nos lo llevamos cuando llegó el de Coprisem, y al ver mesas ocupadas, nos indicó que no era posible. Es mejor respetar porque las multas son altísimas y para qué arriesgar”, expresó Ana Rochi, del restaurante Biarritz.
En su establecimiento, continúan ofreciendo la carta completa para llevar, aunque reconoce que las ventas son muy bajas en esta modalidad.