La familia Sánchez Martínez llegó ayer al embarcadero de Nativitas, en Xochimilco, para dar su primer paseo familiar después de casi seis meses de confinamiento.
"Por error, llegó a mi casa un paquete de trabajo y tuve que traerlo hasta acá. Le comenté a mis hijas que vendría, ellas ya sabían que estaban abiertas las trajineras y una me dijo: 'oye, ¿y si nos llevas?'. Y aquí estamos", dijo Delia Martínez.
"Esta es la primera salida que tenemos porque, en realidad, no salgo. Todo lo he hecho en casa. Una de mis hijas y yo pensábamos irnos a las islas griegas, pero no se pudo. Ahora, esta es nuestra Venecia".
Durante los primeros metros de viaje, la embarcación de los Sánchez Martínez fue emboscada por otras más pequeñas donde viajaban mariachis que, portando visores y cubrebocas, lucían más como una brigada de rescate.
En su segundo día de reapertura, el canal principal de Xochimilco mostró una navegación moderada, pero sólo se trataba de las decenas de canoas que salen, en vano, a ofrecer elotes, coronas de flores e incluso artesanías. Durante el recorrido, hubo tramos en los que los Sánchez Martínez prácticamente viajaron solos y en silencio.
"La última vez que venimos fue en enero, y no podías ni moverte de tantas trajineras; no había espacio, chocabas a cada rato. Ahora ya no chocamos. Está de lo más tranquilo, estamos solos", comenta el paseante César Ramírez Gómez.
La mayoría de los turistas eran parejas y algunas familias de hasta 10 integrantes, una de las cuales fue amonestada por la Policía Ribereña, por quitarse los cubrebocas.
El paseo terminó y Arturo Cruz, remero desde hace 33 años y originario del barrio de San Cristóbal, colocó su trajinera en una fila donde tendrá que esperar otros 70 turnos para volver a cobrar cien pesos: "Hoy ya fue todo. Tal vez mañana vuelva a hacer otro recorrido, pero lo más seguro es que me toque pasar hasta la otra semana, por esto de que no hay mucho turismo".