Una cría hembra de tapir malayo (Tapirus indicus), con predominante piel oscura y líneas blancas, nació en el Zoológico de Chester, Inglaterra.
Este suceso es considerado de gran importancia por la comunidad científica ante el peligro latente de extinción al que la especie se enfrenta.
“Nessa”, como fue bautizada, nació el pasado 30 de noviembre y representa una nueva esperanza para los poco más de 3,500 ejemplares de este mamífero, que destaca entre la familia de los tapires debido a su piel bicolor parecida a la de un panda o una cebra.
Y es que durante los últimos treinta años, este espécimen que radica en Malasia, Myanmar, Sumatra y Tailandia ha visto reducida su población hasta en un 50%, por lo que fue declarado “en peligro” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Las selvas naturales son el hábitat natural del tapir malayo, pero la destrucción de estos territorios, ante la rápida urbanización en dichos países, ha provocado que el animal emigre a nuevos territorios en búsqueda de alimento.
Hoy en día, gran parte de la población de estos mamíferos se encuentra en áreas protegidas y bosques adaptados; no obstante, las presentes condiciones reducen la posibilidad de que exista un intercambio genético entre individuos, y se tiene estimado que en los próximos años la situación continúe por el mismo camino.
Volviendo con “Nessa”, ella es hija de “Margery”, una tapir malayo adulta que apenas llegó al Zoológico de Chester y gestó durante 12 meses a su pequeña cría.
Luego de varios días de convivencia, los cuidadores aseguraron que tanto madre e hija son muy cariñosas, y a la bebé le encanta explorar los alrededores.