Cuando pensamos en los murciélagos (Chiroptera) indudablemente una de las primeras imágenes que vienen a nuestra mente es verlos colgados cabeza abajo, ya sea dentro de cuevas, árboles, puentes e incluso tejados de casas.
Pero, ¿a qué se debe este curioso comportamiento? En primera instancia, debemos saber que por las noches, los murciélagos vuelan en picado, atrapando cientos de insectos y pequeños animales; mientras que durante el día, pasan el tiempo suspendidos de la cabeza en un lugar apartado.
Lo anterior se debe a que sus alas no cuentan con la fuerza suficiente para alzar el vuelo desde el suelo, por lo que estos mamíferos tienen que hacerlo desde zonas elevadas. En otras palabras, ellos necesitan un impulso, el cual les proporciona el estar colgados y dejarse caer antes de abrir sus alas y elevarse.
A esta situación se le tiene que añadir el hecho de que sus patas traseras son tan pequeñas y poco desarrolladas que no pueden correr para alcanzar una considerable velocidad de despegue. En lugar de ello, utilizan sus garras para subir a determinado lugar y después caer en vuelo.
Cabe mencionar que esta habilidad no sólo tiene relación con el vuelo, pues en muchas ocasiones también funciona como camuflaje ante depredadores diurnos. Durante las horas en que la mayoría de las especies amenazantes se encuentran activos, los murciélagos optan por esconderse donde pocos animales pensarían buscar alimento.