Durante su auge, los antiguos egipcios no sólo se limitaron a momificar seres humanos, sino que también lo hicieron con otros animales como halcones, gatos, cobras y hasta cocodrilos.
Tomando como referencia a éstos últimos, un nuevo estudio analizó el por qué dicha civilización momificaba reptiles.
Para ello, investigadores de instituciones de Bélgica y España pidieron prestados los cuerpos momificados de 10 ejemplares de entre 1.5 y 3 metros de largo, pertenecientes al enterramiento de Qubbat al-Hawa, en Asuán.
Según el equipo, las momias proceden de dos especies de cocodrilos: el de África Occidental (Crocodylus suchus) y el del Nilo (Crocodylus niloticus). Asimismo, descubrieron que su estilo de conservación no se basaba en colocar resina para taponar los agujeros de los cuerpos, ni de que se usara la evisceración.
“Los animales fueron primero, en otro lugar, depositados en la superficie o enterrados en un entorno, el cual permitió que los cuerpos se secaran de forma natural. Lo más probable es que, de este modo, no se extrajeran los intestinos”, explica Bea De Cupere, autora del estudio publicado en la revista PLOS ONE.
Este estilo de preservación, detalla, era propio de la época preptolemaica; es decir, antes del reinado de la dinastía de los Ptolomeos, famosa por incluir a Cleopatra VII.
En cuanto a las razones, De Cupere cree que los cocodrilos momificados formaban parte de los rituales en honor a Sobek, dios egipcio del agua y la fertilidad, quien, a menudo, es representado con la cabeza del mismo animal.