Actualmente, el animal más longevo del que se tienen registros es, sin duda, el tiburón de Groenlandia (Somniosus microcephalus), una criatura que tiene el increíble promedio de vida de 250 años, aunque algunos ejemplares resultan capaces de llegar hasta los 500.
Por mucho tiempo, la comunidad científica se preguntó qué hace posible que dichos seres marinos alcancen tan nivel de longevidad. Hasta hace poco, dicha razón permanecía entre lo desconocido; no obstante, un nuevo estudio desveló la esperada respuesta de por qué viven tanto.
Presentada en la Conferencia de la Sociedad de Biología Experimental (SEB, por sus siglas en inglés), celebrada recientemente en Praga, República Checa, la presente investigación plantea que la característica más destacada de los tiburones de Groenlandia tiene que ver con su actividad metabólica, la cual no parece cambiar pese al paso del tiempo.
“Esta hipótesis es muy importante para nosotros, ya que demuestra que los tiburones de Groenlandia no muestran señales comunes de envejecimiento”, señaló Ewan Camplisson, autor principal del estudio.
Para llegar a este resultado, el equipo de científicos tomó muestras de tejido del músculo de un total de 23 tiburones de Groenlandia, capturados en la costa sur de la isla de Disko. Luego, midieron la actividad de 5 enzimas diferentes en sus objetos de análisis, para después calcular su tasa metabólica.
Sin embargo, de manera sorpresiva, hallaron que la actividad de las enzimas no disminuye conforme los animales aumentan de edad, como sí sucede en otras especies.
Con base en lo anterior, Camplisson y el resto de colaboradores consideraron que esta estabilidad en el metabolismo provoca que no degeneren con el tiempo de la misma forma que la mayoría de los organismos lo hacen.