Las hembras de panda gigante (Ailuropoda melanoleuca) no permanecen a la espera del macho durante la época de apareamiento y, a diferencia de otros mamíferos, recorren distancias similares a las de los machos para aparearse.
Y durante la dispersión natal, cuando se desplazan desde su lugar de origen hasta el de la primera reproducción, las hembras recorren mayores distancias que los machos, un hecho completamente insólito entre las especies de osos.
"Generalmente hay un riesgo inherente cuando los individuos de cualquier especie se dispersan y tratan de encontrar su propio territorio. Conocemos el caso de una hembra subadulta de panda que, tras viajar fuera del área de estudio, regresó a su hogar en mal estado y gravemente herida, muriendo poco después", explicó Thomas Connor, de la Universidad Estatal de Míchigan, a National Geographic.
Él, junto con Vanessa Hull y Jianguo "Jack" Liu son los autores de un artículo recientemente publicado en Integrative Zoology que recopila datos de cinco estudios de telemetría con osos panda. A los cinco pandas gigantes, procedentes de las montañas de Qionglai y Qinling, en el interior de China, les colocaron sendos collares GPS para rastrear sus movimientos y conocer su comportamiento en un entorno salvaje.
El panda gigante, una especie simpática y esquiva, es un tesoro nacional para China. Pero esta especie tan emblemática se encuentra amenazada, con menos de 2 000 individuos en estado salvaje, distribuidos por seis sistemas montañosos del suroeste de China.
"No se sabe exactamente si los pandas son muy solitarios o no. Normalmente se considera que son solitarios, pero hay evidencia de relaciones sociales fuera de la época de apareamiento", observó Connor. "Aunque no permanecen mucho tiempo en contacto unos con otros, sí que vigilan los movimientos de sus semejantes mediante un avanzado sistema de comunicación a través del olor", añadió.
Los resultados preliminares del estudio demostraron que su hábitat o área de distribución es de unos ocho kilómetros cuadrados, en promedio. La hembra que regresó a su hogar gravemente herida llegó a recorrer 34 kilómetros en algo más de ocho meses. Las hembras de panda tienden a recorrer mayores distancias que los machos durante la dispersión natal, pero regresan a sus hogares o a algún lugar cercano para dar a luz y alimentar a su cría.
"La presencia humana y la pérdida del hábitat suponen, ciertamente, un gran problema para los pandas gigantes. La noticia positiva es que no necesitan áreas extremadamente grandes para sobrevivir en estado salvaje", concluyó Connor.