Gracias a su gran capacidad de adaptación y supervivencia en todos los hábitats que existen en el mundo, las ardillas se han unido a una selecta lista de especies con mayores posibilidades de evolucionar y sobrevivir a un posible colapso mundial derivado de la crisis climática, revela un reciente estudio de la Universidad Complutense de Madrid y el Instituto de Geociencias.
“Las especies que habitan en varios ambientes tienen una mayor capacidad para lidiar con los cambios climáticos, ya que si uno de los hábitats en los que se encuentran se reduce y fragmenta, estos, sin ningún problema, podrán sobrevivir y seguir reproduciéndose”, explica Iris Menéndez, una de las autoras principales de la investigación.
En ese contexto, la investigación resalta la importancia de que la clave del éxito evolutivo de animales como las ardillas se encuentra en el llamado “grado de especialización evolutiva", es decir, la capacidad de estos animales “de habitar en muchos o pocos ambientes”, dado que tienen menos dependencia de su entorno; por lo que, según la investigadora, “pueden perdurar, incluso, millones de años sin sufrir daños y cambios sustanciales".
En el caso particular de estos simpáticos roedores, que conforman una de las familias más diversas dentro del reino animal, con más de 300 especies registradas, y una distribución que las hace estar presentes en lugares poco comunes como las selvas húmedas o el clima helado de la tundra, cuentan con una diversificación que les concede “ventajas evolutivas”.
Sin embargo, Menéndez explica que estas especies de animales aún se encuentran en “peligro de extinguirse”, puesto que existen factores, como la intervención humana y la destrucción de sus hábitats, que representan una amenaza latente para ellas.