Una nueva investigación publicada este martes afirma que el hábito de arreglarse cuando hay un espejo por delante no es exclusivo de nosotros los seres humanos, toda vez que los ratones también muestran un comportamiento similar cuando se encuentran frente a dicho objeto.
Mediante un artículo en la revista Neuron, los autores explicaron que llegaron a dicha conclusión mientras estudiaban los mecanismos neuronales que se producen durante el autorreconocimiento, que hasta ahora eran un misterio para la ciencia neuroconductual.
Para ello, el equipo de científicos realizó diversos experimentos con ratones, a los cuales les colocaron un poco de tinta en la frente, para después permitir que se vieran en un espejo a fin de averiguar si eran capaces de detectar cambios en su propia apariencia.
Tras varios ensayos, el resultado fue que los roedores sí identificaron modificaciones en su apariencia, pero únicamente bajo determinadas condiciones. Por ejemplo, aquellos que estaban más familiarizados con los espejos pasaban periodos largos acicalándose la cabeza, pero no otras partes del cuerpo, al momento de marcar gotas de tinta. No obstante, si la mancha resultaba bastante pequeña y era del tono de su pelaje, apenas y le prestaban atención.
Por su parte, los animales no acostumbrados a los espejos nunca mostraron interés alguno en arreglarse, independientemente del color y tamaño de la señal puesta.