El cóndor, ave nacional de Colombia, símbolo de libertad en su escudo, se encuentra a punto de la extinción en su país, y una de las grandes amenazas que enfrenta proviene, precisamente, de los humanos: el envenenamiento de carroña.
Tan solo en esta semana, dos ejemplares andinos aparecieron muertos, según confirmaron las autoridades locales que piden que quienes vean otros ejemplares heridos o amenazados den aviso para que se les pueda auxiliar.
¿Cuántos cóndores quedan realmente en Colombia?
Las cifras del más reciente censo de cóndores realizado en el país sudamericano por parte del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en ingles) muestran un panorama por demás sombrío. De acuerdo con una observación simultánea hecha en febrero pasado en 84 puntos de la nación, permitió identificar únicamente a 63 ejemplares dentro de territorio colombiano.
“Es probable que Colombia cuenta con menos cóndores de los que se pensaba. Al principio del censo, esperábamos encontrar entre 130 y 200 ejemplares”, señala el reporte del WWF.
Hoy en día, el cóndor se encuentra muy cerca de desaparecer. De hecho, en Colombia ya está considerado en peligro crítico de extinción; aunque dicha situación aún no se puede generalizar en el resto del continente, debido a que países como Chile aún cuentan con grandes poblaciones. Recordar que además de la nación cafetera, el cóndor también suele habitar en Bolivia, Ecuador y el ya mencionado, Chile.
Una amenaza en manos de los humanos: la carroña envenenada
Las autoridades de la Comisión de la Corporación Autónoma Regional explicaron que en uno de los cóndores hallados muertos se encontraron indicios de ingesta de carroña envenenada. E hicieron un llamado a la población colombiana a no dejar carroña con veneno.
Mencionar que estas aves son, principalmente, carroñeras; es decir, que se alimentan de la carne de animales muertos. Sin embargo, bajo ciertas circunstancias, éstas pueden llegar a atacar animales vivos, situación que les ha generado una mala imagen. Como resultado, en algunos lugares del país, los pobladores envenenan la carroña para afectarlos.