El trayecto no fue sencillo. Por el contrario, un murciélago viajero de la especie Pipistrellus nathusii tuvo que superar climas de frío extremo hasta llegar a su destino final, entre los picos más altos de los Alpes en Francia.
Siguiendo un patrón similar al de la ruta migratoria de sus similares, este intrépido ejemplar consiguió recorrer un total de 2 mil 486 kilómetros, pesando apenas 7 gramos.
Pero a pesar del tamaño reducido de su cuerpo, se tiene registro de que la medida de sus alas abarcaba, al menos, 25 centímetros. Con ellas, se impulsó desde el pueblo de Borok, en Rusia, pasando por Polonia, Alemania, República Checa y Suiza, hasta llegar a territorio galo.
“Obviamente, los murciélagos no vuelan en línea recta”, explican los científicos del Instituto Severstov para Problemas de Ecología y Evolución de Moscú, quienes le siguieron la pista. En lugar de eso, señalan, la ruta se define por “las orillas de grandes corrientes de agua”, por lo que lo más probable es que el mamífero volador se haya guiado a través de la costa del Mar Báltico.
Sea como sea, los casi 3 mil kilómetros recorridos por el murciélago viajero rompeieron con cualquier récord jamás registrado por Pipistrellus nathusii, pues antes de él, la trayectoria más extensa era de apenas 260 kilómetros.
Al respecto, el grupo de especialistas cree que el individuo en cuestión se trasladó en tiempos de hibernación, cuando la especie tiene más capacidad de vuelo. Sin embargo, aún desconocen por qué este murciélago tomó una ruta tan larga.