Sin embargo, estas flores emergen al azar, situación por la cual los expertos la han tenido muy difícil para cultivarlas fuera de su entorno natural, a tal punto que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) clasificó a la especie “en peligro crítico”.
El hallazgo, documentado en la revista Environmental DNA, expone la presencia de capelanes, bacalaíllas y túnidos nadando en un tramo del océano Ártico, situado 400 kilómetros al norte de las latitudes más altas donde se habían avistado dichos especímenes hasta ahora.
El estudio encabezado por la Universidad de Cornell (Estados Unidos) analizó el potencial del trabajo a distancia para reducir la huella de carbono de los empleados.
El tramo se encuentra ubicado en la localidad de Satigny, a las afueras de Ginebra, y su creación fue posible gracias a la empresa SIG, encargada de instalar un total de 468 paneles solares translúcidos e impermeables, los cuales producirán aproximadamente 200 mil KW/h al año, el equivalente al consumo eléctrico anual de 65 hogares.
Ambas empresas detallaron que el establecimiento cuenta con concreto reciclado; es bajo en emisiones de carbono; y funciona con agua alterna. Además, destacaron que es la primera vez que se aplican estas tecnologías sostenibles de alto impacto.
Con base en datos sustraídos del servicio dedicado al cambio climático Copernicus, la OMM reveló que, por un margen considerable, el pasado mes de agosto fue el más caliente desde que existen las medidas y fue el segundo más caluroso entre todos los meses, después del último julio, el cual rompió todas las marcas.
De acuerdo con la investigación, este microorganismo sería fundamental al momento de medir dicho fenómeno, y se encuentra distribuido a lo largo del continente: desde Portugal hasta Finlandia, pasando por el Reino Unido, Alemania y Suiza.
La firma de la alianza tuvo lugar en la sede del BID, en Washington DC, y contó con la presencia de su presidente Ilan Goldfajn y el presidente del BM, Ajay Banga, quienes destacaron la necesidad de que ambas entidades trabajen juntas para multiplicar su impacto en el desarrollo.
Según la investigación, los más de 164 millones de bangladesíes habitan en zonas donde las concentraciones medias de partículas PM2.5, las más dañinas para la salud hamana, superan ampliamente los niveles considerados como “seguros” por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Mediante un informe elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), los expertos revelaron que el 35% de los 677.3 millones de habitantes de la región vive en áreas con estrés hídrico entre medio y extremadamente alto.
