En su más reciente informe titulado “Elegir Nuestro Futuro: Educación para la Acción Climática”, el Banco Mundial (BM) advirtió que desde 2022, alrededor de 404 millones de estudiantes alrededor del mundo se vieron afectados por la crisis climática.
Según la organización multinacional, entre enero de 2022 y junio de 2024, fenómenos como inundaciones, tormentas y olas de calor provocaron el cierre de numerosos planteles educativos, arrojando un promedio de 28 días de suspensión de clases.
Bajo ese contexto, la investigación puso como ejemplo las distintas situaciones geográficas. Mientras que en Filipinas sufrieron 23 jornadas de cierres de escuelas, en Pakistán se perdieron hasta 97 días laborales, lo que supone casi el 54% de un curso académico regular.
Asimismo, destacó el aumento de temperatura como un factor de riesgo capaz de afectar negativamente el aprendizaje de los alumnos. Prueba de ello es que un estudiante promedio del 50% más pobre de los municipios brasileños podría perder 0.5 años de aprendizaje debido a esta situación, incluso si las instituciones permanecen abiertas.
Por último, el estudio del BM también analizó la ansiedad climática de los jóvenes, y estima que casi el 97% de ellos, de ocho países de renta baja y media, cree que su país vive una situación de emergencia climática.
Con base en lo anterior, denunció que sólo el 1.5% de la financiación relacionada al clima se destina al sector educativo, por lo que considera que una concienciación sobre la crisis medioambiental en la educación sería fundamental para mitigar el problema creando, además, una inquietud en los alumnos como agentes de cambio.