En su última transmisión, antes de descender y arder en la atmósfera de Saturno, la sonda Cassini reveló información que sigue siendo estudiada por científicos de la NASA y otras agencias espaciales. Uno de los hallazgos recientes más interesantes es que el interior de Saturno es líquido.
Saturno es el segundo planeta más grande del sistema solar y, por sus impresionantes anillos, uno de los más emblemáticos y fáciles de admirar. Está compuesto mayormente de gas, pero tiene un núcleo sólido metálico rodeado por una capa de hidrógeno líquido.
La investigación, encabezada por científicos de la Universidad Nacional de Australia, mostró que en la profundidad de Saturno, el gas se convierte en líquido que conduce electricidad y está sujeto a la fuerte influencia del campo magnético del gigante gaseoso. Los efectos del campo magnético hacen que este líquido que fluye se distorsione y tenga propiedades viscosas. De hecho, los investigadores dicen que el líquido en el interior de Saturno "es como la miel".
Por supuesto, los científicos no creen que en el centro de Saturno haya un gran panal (acaso esto sería más apropiado para Júpiter, el dios que, según la mitología grecolatina, fue criado en una cueva alimentándose de miel, oculto de su padre Saturno), pero esto no deja de ser interesante. Después de todo, ¿cómo olvidar todas las asociaciones mitológicas del dios Saturno (llamado Cronos en Grecia) que devora a sus hijos, con el majestuoso y temible titán de la era anterior?, ¿o las asociaciones que este planeta adquiriría en la medicina y astrología medievales, entendido como el planeta de la soledad y la melancolía?
Pese a todo esto, podemos afirmar que Saturno, en el fondo, tiene un corazón de miel.