Nuevas observaciones del telescopio ALMA, especializado en captar ondas de radio, confirman que la estrella Proxima Centauri emite llamaradas a una frecuencia y potencia extrema. El material expulsado consigue impactar y afectar a sus exoplanetas, incluido el único con potencial habitable.
Proxima Centauri es la estrella más cercana al Sol, a una distancia relativamente pequeña de 4.2 años luz. Hasta donde los instrumentos pueden confirmar, tiene dos exoplanetas orbitando a su alrededor. Uno de ellos, Proxima Centauri b, tiene una masa similar a la de la Tierra y se encuentra en la codiciada zona habitable donde las condiciones de proximidad son óptimas para albergar agua líquida en su superficie.
Durante algunos años, Proxima Centauri b ha sido uno de los principales exoplanetas candidatos para buscar rastros químicos de vida. Después de todo, en lo que respecta a posiciones en un sistema planetario, es un “homólogo” de la Tierra. Los observatorios no han confirmado si tiene atmósfera, pero estadísticamente tiene más probabilidades de albergar agua que su planeta hermano.
Esas posibilidades acaban de caer drásticamente. El estudio recién publicado sobre la actividad de la estrella, dirigido por Kiana Burton y Meredith MacGregor, muestra que las llamaradas son demasiado potentes. Las ráfagas de Proxima Centauri pueden afectar directamente a sus dos planetas. Si es que alguno de ellos presenta una atmósfera, las llamaradas se encargarán de eliminar de esta elementos fundamentales como ozono y agua. Con la nueva información, del telescopio ALMA, Proxima Centauri b ya no parece tan habitable.
Las llamaradas solares emiten energía en un rango amplio de longitudes de onda. Una parte de esta energía, como la de rayos X o la ultravioleta, queda interrumpida en el espacio, pero otras, como las ondas de radio, recorren distancias a la velocidad de la luz sin ser bloqueadas. Por ello, para monitorear el comportamiento de estrellas lejanas, los radiotelescopios suelen ser la mejor opción.
Para determinar el agresivo comportamiento de Próxima Centauri, los investigadores monitorearon el astro por 50 horas. En total, se registraron 463 eventos de llamaradas a energías que oscilan entre los 1,024 y 1,027 ergios. Para contextualizar, una llamarada clase C (pequeña) del Sol equivale al rango mínimo de Proxima Centauri, mientras que en las de clase X (grandes), la energía supera los 1,027 ergios.
“La actividad de nuestro Sol no elimina la atmósfera terrestre y, en cambio, causa hermosas auroras porque tenemos una atmósfera espesa y un fuerte campo magnético para proteger a nuestro planeta. Pero las llamaradas de Proxima Centauri son mucho más poderosas, y sabemos que tiene planetas rocosos en la zona habitable. ¿Qué le están haciendo estas llamaradas a sus atmósferas? Hay un flujo tan grande de radiación y partículas que la atmósfera se está modificando químicamente, ¿o tal vez se está erosionando por completo?” dijo MacGregor en un comunicado del Observatorio Nacional de Radio Astronomía de Estados Unidos.
De momento, esta es una de las mejores caracterizaciones sobre el entorno de los exoplanetas alrededor de Próxima Centauri. Todavía no hay telescopios capaces de visualizarlos directamente. La distancia que existe con respecto a la Tierra es demasiada, mientras que el brillo de la estrella opaca cualquier rastro de su atmósfera.