Consumir esta fruta acarrea grandes beneficios para nuestro cuerpo, ya que sus minerales resultan esenciales para la salud, además de que posee un delicioso y dulce sabor. La mejor temporada para consumirlo se da entre febrero y julio; a pesar de esto, no puedes dejar pasar la oportunidad de comerlo y beneficiarte de todos sus nutrientes.
Esta fruta originaria de Mesoamérica contiene minerales como fósforo y hierro, esenciales para la correcta nutrición del cuerpo, además de vitamina A que ayuda a la piel, cabello, huesos y a la vista; sin dejar de lado la vitamina C que funciona como antioxidante y favorece la cicatrización.
La pulpa del mamey es bastante suave, convirtiéndolo en un alimento fácil de digerir; se compone de fructosa y sacarosa, ayudando a la reposición de energía, así como a aquellos que quieren recuperar peso.
Quizás su color no resulte especialmente llamativo, pero ese tono lo obtienen gracias a la cantidad de caroteno que contiene, el cual resulta esencial para el cuerpo, pues refuerza el sistema inmunológico y protege a las células. El mamey es especialmente benéfico para la piel, ya que evita las infecciones al contener propiedades antibióticas, y estimula la producción de colágeno, provocando que se sienta más tersa, e hidratándola para que se mantenga saludable.
El aceite de su semilla sirve para fortificar el cabello y puede retrasar la aparición de las canas. También ayuda en la eliminación de la diarrea y otros problemas digestivos, por lo que no debe faltar en tu dieta.
Además de consumirlo en su estado natural, también puedes elaborar diversos platillos con él; siendo los postres en los que se utiliza con mayor frecuencia, pues puedes preparar nieve, helado, mousse o licuados; y qué mejor que disfrutar de un rico postre mientras cuidas de tu cuerpo y tu salud.
Desde hoy, incluye el mamey en tu dieta y empieza a disfrutar de todos sus magníficos beneficios.