Un comparativo entre las propiedades de estevia, fruta del monje y jarabe de agave, tres de las opciones en el mercado que se han convertido en lo más socorrido para aquellos que buscan reducir o eliminar el consumo de azúcares refinadas.
ESTEVIA
Es un edulcorante o endulzante natural que proviene de una planta llamada Stevia rebaudiana. No contiene calorías y es 200 veces más dulce que el azúcar de mesa.
Aunque es un gran aliado para personas que padecen obesidad y enfermedades relacionadas con el azúcar, como diabetes o resistencia a la insulina, habrá que revisar ingredientes en el etiquetado de las marcas comerciales, pues por lo general se combina eritritol, azúcar, dextrosa, maltodextrina, entre otras; los cuales pueden alterar su contenido calórico y provocar gases e inflamación estomacal.
JARABE DE AGAVE
La planta de agave crece al sur de Estados Unidos y en Latinoamérica, y son precisamente sus azúcares fermentados y destilados con los que se produce el tequila.
Para producir el jarabe se extrae de la planta la savia dulce, la cual contiene altas concentraciones de azúcar y fibra, que podría considerarse beneficiosa para la salud. Sin embargo, al procesarse, expuesta a calor y enzimas, la fibra se extrae y se convierte en fructosa.
Al consumir azúcar de cualquier tipo, uno de los factores a considerar es el índice glicémico, el cual hace referencia a la velocidad con que el azúcar de un alimento se absorbe y pasa al torrente sanguíneo.
La única ventaja de la fructosa del jarabe de agave sobre el azúcar tradicional es que no se absorbe tan rápido y, por ende, no habrá picos de azúcar en la sangre.
Pero la gran desventaja es que el hígado metaboliza la fructosa, por lo que consumir altas concentraciones podría aumentar el riesgo de enfermedades como síndrome metabólico, resistencia a la insulina, enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2, entre otras.
FRUTO DEL MONJE
Este endulzante proviene de una fruta, también conocida como “luo han guo”, que crece en el Sureste Asiático. Endulza de 100 a 250 veces más que el azúcar de mesa y es libre de calorías, evitando así cualquier impacto en los niveles de azúcar en la sangre.
Su dulzor proviene de unos antioxidantes llamados mogrósidos. Primero se extrae el jugo de las semillas y la piel, se deshidrata para obtener el concentrado pulverizado y finalmente los mogrósidos se separan para resultar en un endulzante libre de calorías.
Por lo general se encuentra combinado con otros ingredientes naturales, como eritritol o inulina. Es importante revisar el etiquetado para evitar combinaciones con azúcar o algún otro endulzante no benéfico para la salud.