El chile es un ingrediente indispensable dentro de la gastronomía mexicana. Ya sean serranos, jalapeños, poblanos, pasilla, manzanos, güeros o habaneros, su gran variedad siempre le aportará un toque picante a cualquier platillo.
No obstante, hay ocasiones en que el ardor que produce este alimento es tanto, que la comida no puede disfrutarse a gusto. La sustancia responsable de este efecto es la capsaicina, que se concentra, principalmente, en las semillas y cubierta de los chiles.
Por ello, si no quieres enchilarte de más, a continuación te compartimos útiles consejos para arreglar tus salsas, en caso de que resulten demasiado picosas para tu paladar.
Mezclar con lácteos
La gran mayoría de los lácteos contienen una proteína llamada caseína. Este compuesto, combinado con la capsaicina de los chiles, neutralizará en gran medida la sensación de ardor en tu boca. Algunos de los más populares son la leche, la crema agria y el yogur natural.
Añadir sabores ácidos
El vinagre y el jugo de limón son excelentes al momento de hacer que una salsa sea menos picante. No obstante, el sabor de estos puede ser lo suficientemente fuerte para “echar a perder” una salsa delicada, por lo que te aconsejamos que lo incorpores con precaución.
Agregar un endulzante
Está comprobado que un simple toque de azúcar o miel puede bastar para “distraer” tu paladar del ardor provocado por el picante. En el caso de una salsa de habanero, es recomendable añadir trozos de zanahoria, mango o piña a la preparación para suavizar el sabor.
Duplicar los ingredientes no picantes
Otra útil alternativa es duplicar la cantidad de ingredientes no picantes para balancear los sabores de la salsa. Verduras o hasta caldo de pollo son perfectos para diluir el picante.