“El PRI está de regreso, más fuerte, más unido, más humilde, más sensato y siempre agradecido por la confianza de la gente, que debe retribuirse con resultados”, posteó en sus redes sociales Alejandra del Moral, titular del tricolor en el Estado de México, tras la victoria electoral de su partido en Hidalgo y Coahuila el pasado fin de semana.
Ambas entidades no son muy distintas al Estado de México en el sentido de que ninguna de las tres ha experimentado la alternancia, al menos en la gubernatura. De ahí el buen ánimo del PRI mexiquense, que, hasta antes de esa contienda, se había puesto como meta duplicar los espacios de gobierno y representación popular que actualmente tiene.
El @PRI_Nacional está de regreso, más fuerte, más unido, más humilde, más sensato y siempre agradecido por la confianza de la gente que debe retribuirse con resultados. Estamos llamados a construir oportunidades. Somos estabilidad, progreso y unidad nacional.
— Alejandra Del Moral (@AlejandraDMV) October 19, 2020
El efecto López Obrador dejó en las elecciones de 2018 apenas 12 de 75 diputados locales para el Revolucionario Institucional (sólo María Mercedes Colín ganó su espacio en las urnas); también se quedó con 21 de 125 presidencias municipales y con 10 legisladores federales (apenas 3 de 41 son de mayoría relativa). El padrón de militantes del partido hegemónico en el Estado de México, acostumbrado a los carros llenos, decreció a 600 000.
No debe extrañar que los resultados electorales del domingo hayan aumentado las expectativas del tricolor y respalden el dicho de la lideresa: “el PRI no está muerto ni es un partido chiquito”.
En 2017, el PRI ya no era el partido mexiquense de los votos mayoritarios. En solitario, Morena obtuvo más sufragios, pero Alfredo del Mazo ganó la gubernatura por los votos que sumaron sus aliados. Para 2021, el tricolor también podría fortalecerse mediante su sistema de alianzas. Con Acción Nacional (PAN), ya se antoja complicado; los propios dirigentes de ambas instituciones políticas lo han descartado. El Partido Verde (PVEM) ha dicho que irá solo. Los nuevos partidos están jurídicamente impedidos para aliarse. El de la Revolución Democrática (PRD), Movimiento Ciudadano (MC) y Nueva Alianza (PANAL) locales aún se encuentran disponibles.
Históricamente, el PRI ha sido un partido de “líneas”. Aunque se dice un instituto político moderno y renovado, en la práctica todavía se toman las decisiones desde las cúpulas y las bases acatan, fenómeno que garantiza su unidad. Por eso no se anticipan grandes sorpresas en cuanto a la designación de candidatos: o los de siempre o sus descendientes.
Así, para la alcaldía de Toluca ya suena Raymundo Martínez, secretario de Movilidad hasta hace unos días; la diputada federal Ana Lilia Herrera una vez más para Metepec; la esposa de Erick Sevilla, secretario de Desarrollo Social, para Lerma; Denisse Ugalde regresaría a Tlalnepantla, por mencionar tan sólo algunos. En tanto lo anterior se concreta, del Moral Vela no cesa los acercamientos con sus estructuras, posiblemente más pequeñas que en cualquier otro momento.
Innegablemente, el PRI es el partido con el voto más duro y mejor articulado desde el punto de vista territorial, sin descartar que cuenta con el “apoyo indirecto” (al menos mediático, a través de las acciones, programas y obras de gobierno) del mandatario en turno.