Desde hace 16 años, la señora Olga Cruz encontró en un pequeño negocio improvisado en el patio de su casa, la oportunidad de obtener un ingreso para solventar las necesidades diarias en su hogar, y es que su esposo quedó desempleado, de ahí que se convirtió en la principal generadora de dinero de su familia.
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“Por necesidad teníamos que sacar dinero a ver de dónde, entonces emprendí el negocio, pero poquito a poco y todo fue invertir, invertir y pues de ahí sacamos para el pan, las tortillas y un taquito, pero si fue por necesidad”.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Educación del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, las mujeres trabajan más en labores no remuneradas, es decir no obtienen alguna prestación como aguinaldo o utilidades.
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“Este pedacito es mío, no pago renta, estuvo cerrado durante pandemia como año y medio, gracias a Dios es mercancía que no se echó a perder, si bien el recibía algo, con eso nos mantuvimos, pero siempre si era necesario que siguiera con mi negocio”.
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Está actividad ha sido criticada por muchos años por los establecidos, ya que señalan si bien no existen oportunidades en todos los sectores para brindar trabajo, si pega económicamente a quienes cubren una renta, agua, luz y nómina.
De acuerdo con especialistas, para que este sector de la población salga de la informalidad se deben simplificar trámites para pasar a la formalidad.