Debido a la emergencia sanitaria por COVID-19, uno de los sectores más afectados es el restaurantero, el cual estima que, de alargarse las medidas restrictivas, 50% de los negocios no resistirán los embates económicos y cerrarán definitivamente, lo que significaría la pérdida de hasta 170 mil empleos.
Mauricio Massud Martínez, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) del Valle de Toluca, refirió que en el último mes se perdieron 4 500 millones de pesos en ventas, de los cuales cerca de la mitad eran destinados al pago de nóminas, por ello la dificultad de cubrir los pagos a trabajadores.
Resaltó que de las 70 mil unidades dedicadas a la venta de comida y bebidas, 90% son pequeñas y micro empresas, y sólo 10% poseen los recursos y mecanismos para implementar ventas para llevar o entregas a domicilio, reflejando así el impacto que sufre el sector. Además, las ventas a domicilio no suben debido a la incertidumbre de los consumidores sobre la preparación de los alimentos, e incluso dudan en tener contacto con los repartidores.
"Estamos remando contra corriente, es una situación muy adversa. Hacemos un gran esfuerzo por mantener nuestras plantillas de personal completas y pagándoles, sin embargo, la debacle en ventas se ha convertido en un tema difícil, sobre todo la liquidez para pagar a nuestros empleados", expresó.