La pandemia por COVID-19 no frenó la tradición del Domingo de Ramos en el Valle de Toluca, desde muy temprano fieles católicos se formaron para que los sacerdotes pudieran bendecir sus palmas.
La señora Norma, desde hace 10 años se dedica a tejer palma, este año no fue la excepción, aún cuando el COVID ha dejado estragos entre quienes se dedican a este oficio.
"Hemos encontrado la palma muy cara, aún más que el año pasado pero no dejamos pasar esta fecha además de que ya es una tradición en nuestro hogar".
De todos los tamaños, colores y diseños, se vendieron las palmas verdes y secas en las inmediaciones de las iglesias.
"Venimos a comprar nuestra palma como cada año, para no perder la tradición, esta vez solo vine con mi hija, mi mamá aún cuando ya está vacunada no la trajimos para cuidar su salud", comentó Silvia, vecina de Zinacantepec.
Los costos de los ramos y palmas oscilaron desde los 10 hasta los 250 pesos dependiendo del tamaño y diseño.
"Tenemos para todos los bolsillos, tratamos de dar barato para que nuestro trabajo salga y no se nos quede, de lo contrario son más pérdidas, la gente busca de todo y de todo tenemos" plática Jaquelin vendedora de palmas.
En cada iglesia y templo, se respetó los protocolos de sanidad como portar cubrebocas y el uso del gel antibacterial.
"Se les está permitiendo pasar para bendecir su palma, quienes no porten cubrebocas con la pena, no pueden ingresar, ya que es una de las condiciones para evitar más contagios", comentó el encargado de una de las iglesias de Zinacantepec.