Arqueólogos de la Universidad de Jerusalén, Israel, encontraron en Etiopía un fósil, el cual, tras ser verificado por el especialista español Bienvenido Martínez Navarro, ha sido certificado como el único hasta ahora conocido del lobo etíope (Canis simensis), una especie en peligro de extinción que habita en aquel país africano desde hace más de 1.5 millones de años.
Según describe el trabajo publicado en la revista Communications Biology, los restos del animal fueron hallados en el yacimiento de Melka Wakena, y éstos brindarán datos relevantes para desarrollar programas de recuperación y conservación de uno de los especímenes más raros y amenazados a nivel mundial.
Y es que actualmente, el lobo etíope cuenta con una población total que no alcanza los 500 ejemplares repartidos entre diferentes puntos de las montañas más altas de Etiopía, donde los investigadores señalan que las posibilidades de supervivencia son mínimas.
En cuanto a su aspecto, este mamífero recuerda más a un perro doméstico primitivo que a los típicos lobos; tiene una talla media, con un peso entre los 12 y 18 kilogramos; y se encuentra cubierto por un pelaje rojizo y/o anaranjado.
Mientras que su dieta se conforma casi exclusivamente de carroña, liebres y roedores, destacando las ratas topo gigantes (Tachyoryctes microcephalus), que constituyen cerca del 40% de los alimentos ingeridos.