Una rara abeja australiana que se creía extinta, hizo una aparición sorprendiendo a la comunidad científica, pues no se le veía desde hace 100 años y se le pensó extinta. Lamentablemente, hemos orillado a las especies a retroceder en su propio terreno. La presión para sobrevivir es cada vez mayor y muchas de ellas migran hacia otras zonas para así garantizar su subsistencia.
El hallazgo de esta rara abeja australiana se produjo como consecuencia de una búsqueda de campo generalizado y resultó tan inusual que sorprendió a la comunidad científica. La abeja, de composición sumamente intrigante, ostenta el nombre científico de Pharohylaeus lactiferus. La última vez que se tiene registro de un avistamiento de la especie se remonta a 1923 y hasta ahora se creía extinta.
El avistamiento de pequeñas poblaciones abre la esperanza de encontrar nuevos ejemplares. Al parecer estos sorprendentes insectos no estaban extintos, sólo tuvieron que refugiarse ante la amenaza. La abeja nativa australiana tiene un valor incalculable, pues es sumamente rara, ya que es la única especie australiana del género Pharohylaeus.
“Esto es preocupante porque es la única especie australiana en el género Pharohylaeus y no se sabía nada de su biología”, explica James Dorey, autor de la investigación. Sólo existe otra especie perteneciente al género y vive en Nueva Guinea.
Gracias al entomólogo James Dorey y su equipo de investigación, se descubrió que esta extraña abeja se encuentra aislada en la costa este de Australia. Pero esto resulta sumamente preocupante, pues indica que su hábitat está altamente fragmentado.
Es importante recordar que, Australia ha talado más del 40% de sus zonas boscosas desde la colonización europea. Como consecuencia, en gran medida su enorme biodiversidad se ha visto aislada. Además, el cambio climático y los incendios forestales, ejercen todavía más presión sobre la extinción de esta y otras especies de invertebrados.
“Mis análisis geográficos utilizados para explorar la destrucción del hábitat en las biorregiones de los trópicos húmedos y la costa central de Mackay, indican la susceptibilidad de las selvas tropicales de Queensland y las poblaciones de P. lactiferus a los incendios forestales, particularmente en el contexto de un paisaje fragmentado”, explica el experto.
Por lo ya mencionado, en algunas ocasiones, han reaparecido especies que se creían extintas. Lo que sucede es que se han visto obligadas a cambiar de zonas de hábitat como consecuencia de los cambios vertiginosos a los que el humano somete al planeta. Esto sólo nos habla de la enorme capacidad de resiliencia de la naturaleza, que debemos valorar cada vez más y ofrecer esfuerzos de conservación y cuidado del medio ambiente.
El hallazgo de esta extraña abeja, la cual se creía extinta hace cien años, es una oportunidad para reflexionar sobre los esfuerzos de conservación tan necesarios para frenar la pérdida de biodiversidad que experimenta la Tierra.