El Dr. Alejandro Valdez Mondragón, académico del Instituto de Biología de la UNAM con sede en Tlaxcala, es enfático al asegurar que la alarma por una supuesta invasión de arañas violinistas que circula en los medios de comunicación es completamente falsa. Tímidas y poco agresivas, esta especie de arácnidos prefiere esconderse en los rincones empolvados de los hogares y huir de los encuentros humanos.
En el mundo, hay 140 tipos diferentes de arañas violinistas. Sólo en México, existen 40 de ellas, de las cuales 38 son endémicas. Las dos restantes fueron introducidas por medio del comercio entre México y los países mediterráneos hace algunos siglos. Por esta razón, estos arácnidos no son nuevos en toda la extensión del territorio nacional.
Las violinistas reciben su nombre por su típica formación en el cuerpo que simula la silueta de un violín. Fue en México que se le empezó a nombrar así, ya que el país alberga una diversidad amplia de arácnidos de este tipo.
A finales de 2019, el Dr. Alejandro Valdez Mondragón y su equipo hicieron un descubrimiento que agregó un nuevo ejemplar al género Loxosceles. El integrante del Laboratorio Regional de Biodiversidad y Cultivo de Tejidos Vegetales encabezó un proyecto para abordar la taxonomía integrativa de este género, un campo olvidado desde hace más de tres décadas en México.
A través de pruebas de biología molecular, morfología y taxonomía, Valdez Mondragón dio con una nueva especie de violinista, la número 38 en el país y endémica del Valle México: la denominaron Loxosceles tenochtitlan, en honor a la mítica capital religiosa y política de los mexicas.
Según las investigaciones, que Valdez Mondragón ha conducido desde el Instituto de Biología de la UNAM, las arañas violinistas han habitado en América desde mucho antes de que el ser humano poblara el continente. Por esta razón, es un contrasentido pensar que exista algún tipo de invasión de arañas violinistas en México:
“En todo caso”, señala Valdez Mondragón en entrevista exclusiva para National Geographic en español, “los que invadimos su espacio natural somos nosotros, los seres humanos”.
A raíz del reciente descubrimiento de las Loxosceles tenochtitlan, el experto se mostró consternado ante noticias engañosas o alarmistas a propósito de esta especie. Además de puntualizar que la supuesta invasión de arañas es falsa, Valdez Mondragón destaca la importancia biológica de la especie en el ecosistema de la Ciudad de México.
Lo anterior es debido a que, las L. tenochtitlan ayudan a regular las poblaciones de otros insectos en los viveros de la capital, así como en jardines particulares. Cochinillas, grillos, cucarachas e incluso otras arañas más pequeñas están entre las presas naturales de esta especie, que obtienen sus nutrientes de estos insectos. Sin la presencia de las arañas, la población de sus presas podría ocasionar plagas.