¿Alguna vez te has preguntado qué hay dentro de una estrella de mar? Si tu respuesta fue afirmativa, Christopher Mah, científico del Museo Smithsoniano, en Estados Unidos, emprendió una investigación en busca de respuestas.
Según el también zoólogo, todo comenzó mientras limpiaba las vitrinas del famoso inmueble. Al observar un ejemplar, se preguntó si lo que hay dentro de él podría dar pistas sobre su alimentación y con ello datos adicionales acerca de su forma de vida; sin embargo, el descubrimiento fue mucho más allá.
Debido a su empeño en dar respuesta a varias interrogantes, Mah decidió abrir con un corte aquella estrella de mar procedente de la Antártida, la cual se había conservado sin vida en el Smithsoniano desde la década de los 60´s.
Al interior, el experto encontró una docena de pequeñas crías que la especie marina mantuvo por mucho tiempo. Tras ello, se alejó de su propósito inicial y encontró valiosa información de la reproducción y protección de organismos más jóvenes por parte de sus progenitores.
Y es que este hallazgo no sólo fue increíble gracias a la cantidad de individuos que aparecieron cerca de la boca de la estrella, sino también por su naturaleza. Resulta que las estrellas incubadas pertenecen a un espécimen completamente desconocido hasta la fecha.
Mediante un artículo publicado en la revista Zootaxa, Mah explicó que la nueva especie recibió el nombre de Paralophaster ferax, y al igual que otras suele alimentarse de erizos de mar, cangrejos e incluso algunas “hermanas”.
“Comúnmente, las estrellas de mar son vistas como pacíficas; no obstante, son ávidas depredadoras. Controlan el ecosistema bentónico y extienden el estómago fuera de la boca para poder comer cosas más grandes que ellas mismas”, describe el texto.