En un artículo publicado en la revista Science Advances, un equipo de investigadores describió un impresionante descubrimiento: los pingüinos de Adelia (Pygoscelis adeliae), en la Antártida, prefieren condiciones reducidas de hielo marino, incluso más de lo que podríamos haber imaginado.
Durante el estudio, observaron que los pingüinos eran más felices cuando había menos hielo marino; la razón puede resultar graciosa, en cierto modo. “Resulta que estos pingüinos son más felices con menos hielo marino”, dijo Yuuki Watanabe, del Instituto Nacional de Investigación Polar y autor principal de la investigación. “Esto puede parecer contrario a la intuición, pero el mecanismo subyacente es bastante simple”.
Mientras haya menos hielo, pueden nadar más
Los pingüinos prefieren nadar que caminar; así pueden recorrer más camino: “Para los pingüinos, la natación es cuatro veces más rápida que caminar. Pueden ser elegantes en el agua, pero son bastante lentos por tierra”, agregó Watanabe.
Cuando hay demasiado hielo se ven obligados a escoger la segunda opción hasta encontrar alguna grieta en la cual sumergirse para poder hacer lo que más les gusta y cazar. En cambio, cuando hay menos hielo marino, estos pueden bucear en cualquier lugar sin tener que andar demasiado; algunos ingresan al agua sin tener que alejarse de sus nidos.
La presencia de poco hielo influye, incluso, en la disponibilidad del ingrediente principal de su dieta: el krill. Mientras haya menos hielo marino, entra más luz solar en el agua, lo que favorece floraciones más grandes del plancton del que se alimenta el kril.
A esto hay que sumar los beneficios de nadar, algo que para los pingüinos de Adelia resulta mucho más práctico en términos de energía y tiempo, y les permite alimentarse mejor, ya que reduce la competencia con otros pingüinos por las presas.